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viernes, 27 de septiembre de 2013

La roya se come el café de Rancho Arriba sin que las autoridades muevan un dedo

SAN JOSE DE OCOA-La cosecha de café está perdida en Rancho Arriba. La plaga de la roya ha destruido casi todas las plantaciones y aun los productores prósperos han visto su producción decaer en más de un 60 por ciento. Los invernaderos, que han sido una salida para los ricos locales y una aventura para foráneos, están amenazados por serios problemas de drenaje y afectados por la falta de vías de acceso.

Rancho Arriba en San José de Ocoa, es un valle intramontano que mantiene temperaturas agradables la mayor parte del año. El suelo aluvional ha permitido desde siempre una agricultura exclusiva que no ha sido más prospera por la dificultad de los caminos. Ahora Rancho Arriba pareciera vivir un nuevo momento de esplendor gracias al boom de los invernaderos. La opción económica tradicional la caficultura está quebrada.
Kilómetros antes de llegar, la accidentada topografía permite ver estas casas para plantas que semejan enormes naves industriales en un paraíso de verdor. El único problema es el camino.Si difícil es llegar a Ocoa, mucho más es a Rancho Arriba, que está justo en el centro de la Cordillera Central.
El 25 de febrero del año pasado, en las postrimerías de su gobierno, el entonces presidente Leonel Fernández anunció la anhelada carretera de Rancho Arriba, como la carretera de Cibao Sur. El contrato, grado a grado, claro está, le fue otorgado a Odebrecht. La obra de 83 kilómetros costaría 293 millones de dólares y daría la luz a Rancho Arriba que no solo carece de vía de acceso sino de caminos vecinales para su rica zona agrícola.
Ahora que el gobierno nuevo avanza en la carretera hasta San José de Ocoa, en Rancho Arriba se preguntan cuándo les tocará. Por el norte desde Piedra Blanca pasando por Juan Adrián, el viaje es una odisea posible por la doble tracción. Desde Juan Adrián un camino infernal apenas permite advertir los bosquecillos de manaclas mezclado con todas las latifoliadas posibles. En algunos lugares sobrevive uno que otro pino. El trayecto es un sancocho de comunidades pobrísimas. Las Auyamas, Los Guineos, La Yautía son los nombres para unos poblados que parecen conformarse con una dieta sin proteínas.
Como productores nativos quedan los cafetaleros, las tierras altas eran hasta hace poco el refugio de los pobres, ahora empiezan a ser atractivas para los holdings de tierras a los que se vincula gente importante del gobierno que fueron atiemposos en apropiarse a las tierras cercanas a la proyectada carretera.
Por eso Rancho Arriba aparece como en medio de la nada y sus invernaderos como islas de tecnologías en medio de tanto aislamiento. Riego por goteo, sustrato inerte. Fórmulas especializadas por cultivo y por tiempo. Es la agricultura de los ricos que se han apropiado del llano. Pocos han comprado las tierras que una vez fueron reforma agraria y que sus propietarios vendieron luego de tres décadas de reclamar una carretera.
Como productores nativos quedan los cafetaleros, las tierras altas eran hasta hace poco el refugio de los pobres, ahora empiezan a ser atractivas para los holdings de tierras a los que se vincula gente importante del gobierno que fueron atiemposos en apropiarse a las tierras cercanas a la proyectada carretera.
Los caficultores que vivieron alguna vez la prosperidad sobreviven a décadas de abandono y ahora reciben el tiro de gracia con la presencia de la roya, la última de las plagas, según dicen. El programa de control de la roya anunciado en noviembre del año pasado por el presidente Danilo Medina no se ha percibido por ahí.
"Aquí hay un técnico de CODOCAFE que anda a pie y le toca un área de 205 kilómetros cuadrados. Hace unos meses trajo cuatro potes y los dividió entre dos productores. Las brigadas de limpieza se deshicieron solas porque nunca les pagaron", dijo un cafetalero.
En febrero CODOCAFE anunció la rehabilitación de más de 4,500 fincas cafetaleras; ninguna de ellas estaba en la zona de Ocoa.
Como en todas las poblaciones de montaña, no hay lindero entre la población y la zona agrícola. Las calles terminan en las parcelas y las parcelas frente a las limpias viviendas. A media mañana la asepsia inevitable del invernadero es invadida por el olor de las habichuelas guisadas con hinojo. Es una invitación para la comida sencilla y sin colores artificiales.
A apenas unos metros de los invernaderos la polvareda que dejan los camiones invade los patios sembrados de higos. En los pequeños jardines las dalias crecen sin asistencia y las rosas "corazón duro" se imponen sobre lirios de apariencia silvestre.
De Rancho Arriba es difícil salir

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